Siempre nos emociona cuando se nos brinda la oportunidad de incorporar nuevos elementos que aporten carácter a los proyectos. En esta ocasión, los propietarios desean traer toques de inspiración oriental a su hogar sin exagerar. Los tonos negro, blanco y roble, para calidez, definen los volúmenes de la vivienda y sus espacios.

Las premisas incluyen dos habitaciones compartidas para niños con un baño compartido, una habitación principal con baño en suite, un estudio convertible en dormitorio y un baño de cortesía. El enfoque emocional es crucial: los hermanos desean compartir una habitación con zona de juegos, pero también anhelan habitaciones separadas en el futuro, unidas por un muro de pizarra para su creatividad. Esto da origen al impactante volumen negro que sirve como mural.

La fluidez y apertura de los espacios se logran mediante una cocina con doble acceso y separación visual por mamparas de vidrio. El baño de cortesía destaca con su diseño único, actuando como un elemento decorativo central con paneles de roble sobre fondo negro, iluminados para evocar celosías orientales. La colaboración con Diego Macarrón se refleja en la mampara y el mobiliario auxiliar. Un proyecto cautivador que infunde elementos orientales de manera sutil y elegante.