El siguiente proyecto que compartimos destaca por su singularidad. El cliente tenía una visión clara: un loft industrial sin sacrificar calidez. Nos otorgó libertad creativa a partir de esta premisa.

Partimos de un punto excepcional: 180 m2 de antiguas oficinas en un edificio que solía ser una fábrica de hielo, con techos altos de 4 m. El programa requería un salón, cocina y estudio en un solo espacio, una habitación adicional adaptable, una principal con vestidor y baño, y áreas de servicio como baño de invitados y lavandería. La disposición se guió por la distribución natural de la vivienda, con áreas principales hacia la fachada y zonas de servicio cercanas al patio interior.

El desafío radicaba en convertir tanto espacio en un entorno acogedor. Optamos por acero, vidrio y microcemento en zonas húmedas, y madera en el suelo y mobiliario para añadir calidez. Recuperamos pilares y muros de ladrillo vistos, incorporándolos al diseño.

El corazón del proyecto fue una pared de acero oxidado, plegada y diseñada para albergar muebles y delimitar las áreas de día y noche. Un imponente portón corredero, reminiscente de una fábrica, se encuentra junto a un armario multifuncional y una biblioteca de acero oxidado, creando un impactante contraste industrial en este espacio habitable.