Abordamos el desafío de optimizar un espacio de 36 m2 para un joven cliente con un presupuesto ajustado. Diseñamos una distribución eficiente para incluir una habitación independiente, baño con ducha hidromasaje, cocina y sala con un cómodo sofá para una amplia televisión.

Nuestro enfoque se centró en mantener la percepción de amplitud en este espacio fragmentado. Vaciamos la vivienda, eliminando un baño desproporcionadamente grande y reorganizamos el diseño. La habitación central se convirtió en el foco, con una ventana panorámica que proporciona profundidad y luminosidad sin comprometer la privacidad.

El mobiliario se ubicó en el perímetro, al igual que el baño, dividido en un aseo de invitados y una zona de ducha, separados por vidrio blanco para preservar la luz y la intimidad.

Colores como el blanco, el rojo y una gama de azules y verdes se emplearon para crear una estética vibrante y luminosa. La iluminación puntual resalta el techo abuhardillado y las viguetas de madera, aportando un toque industrial.

El resultado es un espacio funcional y acogedor, donde la eficiencia y el diseño se fusionan con armonía.